Menores y nuevas tecnologías, ¿qué peligros acechan?
Internet,
y en general las Tecnologías de la Información y la Comunicación, como
cualquier otro medio de difusión de contenidos, está sirviendo desde hace
tiempo para la comisión de diferentes ataques sociales que repercuten a la
privacidad, la intimidad personal, el honor, la propia imagen y a la integridad
psicológica, entre otros. Este tipo de ataques, que se muestran como conductas
delictivas, se deben a la ingente cantidad de información personal que los
particulares colocan en sus sistemas informáticos y comparten en sus
redes sociales, chats, foros, blogs y correos electrónicos, y que entran en
riesgo al estar tales sistemas conectados en Red. Incluso la libre formación de
la sexualidad de los menores también puede ser atacada, no sólo por medio de la
pornografía infantil que generalmente sólo utiliza el ciberespacio para
transmitir los contenidos grabados previamente en el espacio físico, sino por
parte de abusadores sexuales que utilizan las salas de chat o sistemas de
comunicación, como la famosa plataforma Facebook, para realizar proposiciones
sexuales a menores que luego tratarán de convertir en realidad mediante
contacto físico con sus víctimas.
Con las nuevas tecnologías, la popularización de las redes sociales, especialmente para adolescentes y adultos jóvenes, y la generalización de los sistemas de telefonía móvil que permiten su conexión con el resto de servicios del ciberespacio, el catálogo de comportamientos criminales en La Red que puedan afectar a las esferas más personales del individuo aumenta cuantitativamente, y su lesividad es significativamente superior. En realidad, lo que está sucediendo es que prácticamente todos los comportamientos delictivos en el espacio físico están encontrando su referente en el ciberespacio conforme la vida social empieza también a desarrollarse en ese ámbito. Y, aunque cualquiera puede ser víctima de la cibercriminalidad social, es evidente que quienes tienen más posibilidades de serlo son aquellos que más utilizan la «web 2.0», los que utilizan el ciberespacio como ámbito de intercomunicación personal, los jóvenes, los cuales parecen protagonizar la denominada «victimización 2.0»,
Aunque también los adultos desarrollan en el ciberespacio tales esferas personales, el papel que juegan y pueden desempeñar estas plataformas en el desarrollo de las relaciones sociales es aún mucho más significativo en los jóvenes (Subrahmanyam, K, Reich, S. M, Waechter, N y Espinoza, G, 2008, p. 420; citado en CiberApp, 2014). En la etapa adolescente y preadulta, donde la construcción de la identidad propia ocupa una dimensión muy significativa, un instrumento para la comunicación y el contacto social, como son las redes sociales, puede desempeñar un papel crucial en la vida de los jóvenes. Esto explica que en el mundo 2.0 los jóvenes aparezcan como víctimas potenciales de la cibercriminalidad social: al ser ellos quienes más utilizan las TIC para las relaciones personales, tienen muchas más posibilidades de sufrir ciberataques en tal ámbito. Y es que, pese a haber nacido en la sociedad tecnológica y estar acostumbrados al uso de instrumentos de comunicación personal desde edades muy tempranas, no disponen de una educación suficiente en seguridad ni de una posible orientación de familia e instituciones debido a que, en muchos casos, no hay un suficiente conocimiento de los riesgos que conlleva la comunicación personal en el ciberespacio.
Es innegable la realidad acerca del avance tecnológico y del aumento del uso que hacen los usuarios de él, y como los jóvenes se inician cada vez de forma más temprana en el uso de las mismas, especialmente gracias a la sencillez de uso de las nuevas herramientas: las tablets y los smartphones. Por todo ello, se dedicarán de ahora en adelante diversas entradas referentes a los peligros que entrañan las nuevas tecnologías respecto a los menores de edad, especialmente centrando éste análisis (aunque no necesariamente de manera exclusiva) en el ciberacoso sexual a menores, también denominado online child grooming.
Con las nuevas tecnologías, la popularización de las redes sociales, especialmente para adolescentes y adultos jóvenes, y la generalización de los sistemas de telefonía móvil que permiten su conexión con el resto de servicios del ciberespacio, el catálogo de comportamientos criminales en La Red que puedan afectar a las esferas más personales del individuo aumenta cuantitativamente, y su lesividad es significativamente superior. En realidad, lo que está sucediendo es que prácticamente todos los comportamientos delictivos en el espacio físico están encontrando su referente en el ciberespacio conforme la vida social empieza también a desarrollarse en ese ámbito. Y, aunque cualquiera puede ser víctima de la cibercriminalidad social, es evidente que quienes tienen más posibilidades de serlo son aquellos que más utilizan la «web 2.0», los que utilizan el ciberespacio como ámbito de intercomunicación personal, los jóvenes, los cuales parecen protagonizar la denominada «victimización 2.0»,
Aunque también los adultos desarrollan en el ciberespacio tales esferas personales, el papel que juegan y pueden desempeñar estas plataformas en el desarrollo de las relaciones sociales es aún mucho más significativo en los jóvenes (Subrahmanyam, K, Reich, S. M, Waechter, N y Espinoza, G, 2008, p. 420; citado en CiberApp, 2014). En la etapa adolescente y preadulta, donde la construcción de la identidad propia ocupa una dimensión muy significativa, un instrumento para la comunicación y el contacto social, como son las redes sociales, puede desempeñar un papel crucial en la vida de los jóvenes. Esto explica que en el mundo 2.0 los jóvenes aparezcan como víctimas potenciales de la cibercriminalidad social: al ser ellos quienes más utilizan las TIC para las relaciones personales, tienen muchas más posibilidades de sufrir ciberataques en tal ámbito. Y es que, pese a haber nacido en la sociedad tecnológica y estar acostumbrados al uso de instrumentos de comunicación personal desde edades muy tempranas, no disponen de una educación suficiente en seguridad ni de una posible orientación de familia e instituciones debido a que, en muchos casos, no hay un suficiente conocimiento de los riesgos que conlleva la comunicación personal en el ciberespacio.
Es innegable la realidad acerca del avance tecnológico y del aumento del uso que hacen los usuarios de él, y como los jóvenes se inician cada vez de forma más temprana en el uso de las mismas, especialmente gracias a la sencillez de uso de las nuevas herramientas: las tablets y los smartphones. Por todo ello, se dedicarán de ahora en adelante diversas entradas referentes a los peligros que entrañan las nuevas tecnologías respecto a los menores de edad, especialmente centrando éste análisis (aunque no necesariamente de manera exclusiva) en el ciberacoso sexual a menores, también denominado online child grooming.
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