Del pederasta de Ciudad Lineal y la repercusión mediática
Varios son ya los días en los que
hemos podido oír hablar sin cesar sobre el presunto pederasta de Ciudad Lineal
(Madrid), de igual modo que hemos podido ver su imagen reiteradas veces. Y
esto, por supuesto, tiene una repercusión, no sólo en la investigación
policial, sino también sobre los derechos de un imputado, que recordemos, es
"inocente" hasta que un juez dictamine su culpabilidad. Me gustaría,
por tanto, aprovechar este caso para sacar a relucir dos problemáticas (que, a
su vez, derivan en algunas más) que, desde un punto de vista criminológico, me
preocupan.
En primer lugar, ¿qué ocurre con la
presunción de inocencia? ¿por qué se filtran fotografías de un imputado (que no
condenado) de un caso tan relevante y mediático? Imaginemos por un momento que
este señor resulta no ser el pederasta de Ciudad Lineal, y su imagen ya ha sido
publicada, difundida y vista por todos y cada uno de los españoles, y
probablemente, por parte del extranjero. Con esto pretendo decir y hacer
reflexionar sobre el trato de los medios de comunicación sobre este tipo de
casos, de los que se aprovecha hasta el más mínimo detalle para incrementar el
morbo. ¿Es realmente necesario? ¿Necesitamos nosotros, el pueblo, conocer la
cara de un presunto culpable? ¿No sería más prudente esperar a la sentencia del
Juez para difundir su imagen? Si resulta ser el principal sospechoso, todas las
pruebas apuntan a él y, mientras llega el día de la sentencia, el presunto
pederasta está en prisión provisional, ¿qué necesidad hay de anticiparse a los
hechos? En estos casos se me viene a la cabeza "El caso Wanninkhof ", ocurrido
hace ya varios años, en el que la pareja de la madre de la joven
asesinada, Rocío Wanninkhof, fue acusada del crimen, resolviéndose unos
años más tarde (los cuales pasó en prisión) su inocencia al descubrir que el
verdadero asesino había sido Tony King.
Esto me lleva a pensar, ¿no resulta
innecesario difundir públicamente la imagen de un imputado hasta que un Juez no
dicte sentencia, declarándolo culpable?
En segundo lugar, y este es el tema
que me preocupa principalmente, es el hecho de que se generalice respecto a la
reincidencia de este tipo de delincuentes. A día de hoy, existen programas de
tratamiento en las cárceles, de carácter voluntario (los medios han puesto en
duda si deberían de ser obligatorios), relacionando este asunto con el presente
caso de Ciudad Lineal, pues éste ya había estado en prisión en los noventa,
condenado por un delito del mismo tipo. ¿Quiere ésto decir que todos los
pederastas reinciden cuando salen de la cárcel? ¿Habría que implantar cadenas
perpetuas para estos delincuentes? La respuesta es rotunda y clara: NO. En
primer lugar, no todos los pederastas reinciden al salir de prisión, de hecho,
de los que se someten a la terapia reinciden sólo un 4%, ¿por qué no es,
entonces, obligatorio someterse a este tratamiento? Es sencillo, la
voluntariedad es la pieza clave del tratamiento, querer cambiar, reconocer el
hecho y comenzar a pensar en la víctima. Son factores influyentes en el avance
de la terapia, y que, lógicamente, no pueden alcanzarse si ésta tiene carácter
obligatorio, pues de ser así, asentirían sin más las lecciones o sencillamente,
no avanzarían en el tratamiento. Esto es, el agresor sexual o pederasta ha de
estar convencido de su culpabilidad y tener deseo de cambiar para resultar
efectivo el proceso y, en consecuencia, la reinserción.
Esto me lleva, por último, a
plantear la situación del caso al que me refiero en este post, y es que,
probablemente la "técnica" empleada por el presunto pederasta para
llevar a cabo sus secuestros y posteriores agresiones sexuales han sido
técnicas que, desde mi punto de vista, ha aprendido en prisión. Esto quiere
decir que, en ciertos casos, la prisión puede actuar más como factor
criminógeno que como herramienta preventiva, pues el preso utiliza ese ambiente
para aprender y mejorar su modus operandi al establecer contacto
directo con otros delincuentes, en este caso agresores sexuales.
Con esto quiero decir, la cárcel no
sólo no sirve de nada sin el pertinente tratamiento (que ha pesar de tener
carácter voluntario, puede ir precedido de tratamientos psicológicos que animen
al delincuente a reconocer los hechos y enseñarles nuevas alternativas
prosociales), sino que, además, puede ser utilizada por el preso para aprender
nuevos comportamientos delictivos perfeccionados.
En definitiva, la criminología y los que la ejercemos tenemos las herramientas para mejorar el sistema, pero no tenemos la oportunidad de usarlas.
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